Alejandra muestra las vides.
Alejandra muestra las vides.

Hay un toque de elegancia francesa en esta joven chilena; lo percibo en la manera en que Alejandra Gutiérrez se expresa, mientras me pasea por la bodega de Loma Larga, en el famoso Valle de Casablanca.  Quizás sean resabios de la genética de sus antepasados o de sus estudios universitarios en francés e inglés, pero sus ademanes revelan un aspecto sutilmente afrancesado.

Mientras ascendemos por el suave pendiente del techo vivo sobre la sala de barricas, cubierto de parras y rosas, sus palabras se animan, enseñándome las hileras de Pinot Noir y el sistema de riego por goteo.

Conozco a Alejandra desde hace bastantes años, pues ambas trabajamos en traducciones del ámbito vitivinícola. Le pregunto cómo su interés inicial en el vino evolucionó en una pasión y cómo esto la llevó a trabajar aquí, en Loma Larga.

En la planta.
En la planta.

«Siempre me sentí especialmente atraída por la cultura, la literatura y las tradiciones francesas. Creo que fue eso lo que plantó la primera semilla. Al principio decidí especializarme en traducción vitivinícola, para ampliar mi abanico de posibilidades. Comencé a traducir para algunas viñas chilenas y decidí hacer un curso de sommelier. Por supuesto que, una vez comenzado, continué los tres años que dura el curso y rendí los exámenes, así que espero obtener mi calificación de sommelier profesional este año.  Mientras más estudio, mejor entiendo que el mundo del vino es enorme y en permanente expansión. No importa cuánto investigues, siempre habrá más por descubrir. Pero lo más importante es ver, oler, probar, tocar y experimentar. Es por eso que decidí trabajar en una viña. He estado aquí ya cuatro años, desempeñándome como sommelier y gerente de turismo. Aquí puedo ir a los viñedos, trabajar hombro con hombro con mis colegas y aprender. Estoy en sincronía con el ritmo del viñedo, la época de dormancia invernal, la belleza de la primavera, la loca actividad de la cosecha. Siento que tras cada año que pasa, las parras se van uniendo más y más con el territorio, y yo también.»

A medida que entramos al edificio que alberga la bodega y sus tanques de acero inoxidable de última generación, Alejandra me va explicando la filosofía de la viña, su búsqueda por plasmar la expresión de la fruta en sus vinos principalmente monovarietales; vinos que han ido ganando un reconocimiento creciente en los mercados internacionales. Han cosechado un poco de Cabernet Franc hace sólo unas horas y las uvas están macerando en un tanque abierto. Afuera un hombre vestido con un overol azul marino riega el pasto.  Mientras Alejandra va relatando el proceso, le pregunto cómo pudo aprender tanto.

«Me encanta leer. De hecho sufro pues no tengo tanto tiempo como quisiera para hacerlo. Antes solía leer novelas y ahora leo libros sobre el vino. Mi última adquisición es una de las Biblias del mundo del vino, el Atlas Mundial del Vino de Jancis Robinson y Hugh Johnson. Lo tengo en mi velador.»

Entramos al ambiente frio y encerrado de la sala de barricas y caminamos entre sus pasillos. Loma Larga utiliza exclusivamente barricas de roble francés, pero experimenta con distintas tonelerías, tostados y tamaños. Alejandra me explica que una de las dos líneas de vinos de la viña, Lomas del Valle, consiste en vinos sin contacto con el roble, mientras que los Loma Larga son envejecidos en barricas, para que desarrollen más complejidad.

Pestañeamos mientras emergemos desde la oscura y fría bóveda a la brillante luz del sol y nos dirigimos a una terraza sombreada para comenzar la degustación. Todo está en silencio, excepto por el murmullo suave de la brisa entre las ramas de los cercanos eucaliptos. En algún lugar un pájaro comienza a trinar. Esta no es una de esas viñas industriales invadidas de turistas a cada hora. No se oye ningún sonido mecanizado, ni el rugido distante de los autos; nada rompe la ilusión de que se está lejos de todo. El ritmo de vida aquí es apacible y acogedor. Mientras Alejandra sirve las generosas porciones de cuatro vinos distintos en copas bordelesas, le pregunto cuáles son sus deseos para el futuro.

«Sueño con viajar y por supuesto visitar cada uno de los lugares en donde se produce vino. Este año tuve la suerte de visitar Napa, Sonoma y otros sectores de la costa oeste de los Estados Unidos. También participé en algunos eventos, lo que significa que viajas sin moverte, pues cada vino es un lugar en sí mismo. Hablar con quienes hacen vinos es como partir de travesía. Me encantaría asistir todos los años a Vinexpo o ProWein por negocios, pero también disfrutaría ir a festivales hedonistas como el Aspen Food & Wine Festival, en los cuales la cultura del vino es algo vivo y dinámico.»

Finalmente, le pido que me hable de tres vinos que haya probado recientemente y que realmente le hayan gustado.

Tasting Loma Larga wines
Tasting Loma Larga wines

“Quería catar un Cabernet Franc de otra zona de clima frío y compararlo con los que tenemos en Loma Larga, así que probé un cosecha 2010 de Mount Veeder Winery, del Valle de Napa, California.” “Mi segunda elección es F. Stephen Millier Angels Reserve Zinfandel 2012. Estando en California, obviamente quería conocer su variedad insigne. Este es un exquisito ejemplar, aterciopelado, joven y frutoso, y forma parte del portafolio de Naked Wines.» «Mientras estuve en San Francisco asistí a un evento de Champagne, donde pude probar un Champagne millésimé 2008: 50% Pinot Noir y 50% Chardonnay.  Me impresionó el cuerpo y persistencia en boca del vino. Aquí en Chile aún es difícil degustar vinos espumosos de calidad, así que fue un gran desafío para mí.»

Para más información acerca de Loma Larga, visita su sitio web.

Los vinos Loma Larga que degustamos:

Lomas del Valle Sauvignon Blanc 2013

Claro color limón pálido con reflejos verdes. Nariz limpia con aromas a damasco, lima y un toque de azahar. Seco, con una nota cítrica característica, no por ello menos agradable e ideal como aperitivo.

Lomas del Valle Pinot Noir 2013

Color rubí pálido con reflejos violeta, este clásico Pinot Noir de clima frío revela mermelada de frutilla y chicle de frambuesa, pero es en boca donde sorprende con su buena acidez y gran expresión a fruta roja.

Loma Larga Malbec 2010

De profundo color rojo rubí y largas piernas, este Malbec es complejo, con aromas a grosellas, cerezas negras y ciruelas,  entrelazados con especias dulces, cedro y un toque floral.  Es un vino tinto que pega fuerte, llenando tu boca con taninos sedosos, fruta negra y una nota aromática a ceniza.

Loma Larga Cabernet Franc 2008

Una joya, un rubí con aromas a sotobosque, casis y regaliz. De buena complejidad y gran final, es un vino que sólo puede mejorar con el tiempo.

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